Nací en 1902.
Jamás he vuelto a mi ciudad natal.
No me gusta volver atrás.
A los tres años en Halep, ejercité la profesión de nieto dePachá,
a los diez y nueve la de estudiante de la Universidad de Moscú,
a los cuarenta y nueve otra vez en Moscú:
y desde los catorce años escribo poesias.
Hay hombres que conocen mil variedades de hierbas, otros
conocen variedades de peces,
        yo, de separaciones.
Hay hombres que saben de memoria el nombre de cada estrella,

          yo, el de las nostalgias.

He dormido en las cárceles y en los grandes hotels.

He pasado hambre. Casi no existe plato que no haya probado
            incluldo el de la huelga del hambre.
A los treinta años han querido ahorcarme,
a los cuarenta y ocho quisieron concederme la medalla de la Paz
          y me la concedieron.
A los treinta y seis, necesité seis meses para recorrer
cuatro metros cuadrados de sombrío hormigón.
A los cincuenta y nueve, en diez y ocho horas volé
desde Praga a La Habana.
En 1951, en un mar, en compañia de un amigo,
anduve sobre la muerte.
En 1952, con un corazór. cascado, tendido sobre la espalda,
esperé a la muerte más de cuatro meses.
Fui locamente celoso de las mujeres a las que amé.
No le tuve ninguna envidia a nadie, ni siquiera a Charlot.
Engañé a mis mujeres.
Nunca hablé mal detrás de mis amigos.
He bebido, sin llegar nunca a borrachin.
Siempre con el sudor de mi frente
gané mi dinero ¡Qué suerte para mi!
Sentí vergüenza ajena. Mentí.
Menti por piedad.
Pero nunca dije mentiras porque si.
He subido en tren, en avión, en coche.
La mayoria no lo consigue.
He ido a la Opera.
La mayoría no consigue ir
          a la mezquita, la iglesia, el templo, la sinagoga, los hechiceros;
ni siquiera ha oído hablar de la Opera.
Sin embargo, desde los 21 años no voy a
muchos de los sitios adonde va la mayoría,
        pero suelo hacerme leer el porvenir
              en los posos del café.
Mis escritos están impresos en cuarenta idiomas
y prohibidos en mi Turquía, en mi propia lengua.
No tengo aún el cancer,
tampoco es obligación padecerlo.

Nunca sere primer ministro o cosa parecida,
tampoco me gustaría serio.
No fui a la guerra
pero tampoco bajé a los refugios en medio de la noche.
No me arrastré en las carreteras
huyendo de los aviones que vuelan a ras de tierra.
Cerca de los sesenta me enamoré
En pocas palabras, amigos míos
aunque esté hoy en Berlín, muriendo de nostalgia,
      puedo afirmar
            que he vivido como un hombre.
En el tiempo que me queda por vivir
            ¿qu6 podrd ocurrirme aun?
            ¿Chi lo sa?

Versión de Solimán Salóm

  • Vivir como un arbol unico y libre y con fraternidad de un bosque...
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